La pianista catalana Clara Peya presenta esta noche a las 21 en el Centro Cultural Eugenio Virla, un concierto inédito donde hará un recorrido por su discografía, adaptando temas ya publicados con temas actuales. La veremos frente al piano; jugando con las teclas y combinando pasajes instrumentales de un pianismo magnético con sintetizadores y bases electrónicas.
Su centro de gravedad es el piano, pero está abierta a recibir todos los géneros que le proporcionan inspiración para decir, a través de la música, aquellas cosas que muchas veces permanecen en silencio o guardadas en lo más profundo de la mente, esperando una soga que las rescate.
Por su compromiso musical y social, recibió el Premio Nacional de Cultura de Cataluña 2019, siendo la ganadora más joven de la historia de este galardón. Aunque los premios son importantes como reconocimiento, para la pianista, lo más importante es el tiempo dedicado a su profesión y lo que ha conseguido a través de su arte.
En conversación con LA GACETA, Clara nos cuenta sobre su paso por Argentina y qué se lleva de cada lugar que recorre junto a su música. “Es la segunda vez que vengo a Argentina; estuve en Buenos Aires, pero es la primera vez en Tucumán. No tengo expectativas para mi presentación porque vengo muy abierta a que acontezca lo que la noche tiene preparada para mí. Quiero conocer qué tipo de arte se hace aquí; cómo es la gente y cómo vive el arte, desde dónde lo hace, por qué lo hace y qué necesidad tiene. Eso es lo que más me interesa”.
- ¿Por qué el piano?
- No lo elegí. En Europa, cuando aprendes a tocar música, empiezas por el piano porque didácticamente es fácil de entender. Cuando acabé la carrera, ya sabía que aquello no era mío. En este género te dicen cómo tienen que ser las cosas y yo quiero hacer lo que yo quiero”. Siempre fui una persona que no le gustan las normas y que se siente más cómoda buscando otros caminos.
Como activista femenina, sostiene que éste camino (el de la música) “es más difícil”. “En mi carrera estudié canciones compuestas por hombres. Pensé que las mujeres solo podían ser profesoras. De alguna forma, espero que la gente joven vea que ahora hay más posibilidades; que se puede y que tenemos espacio para equivocarnos, un espacio que los hombres siempre han tenido”.
-¿Qué la inspira?
-La honestidad y la necesidad de hablar sobre la salud mental y el género. A veces el silencio es cruel y, a través de la música, podemos darle voz a las cosas que nos pasan.
Su estadía por la provincia durará 11 días y durante ese tiempo, piensa llevarse todo lo que más pueda sobre nuestra cultura y nuestra tradición. “Me gustaría conocer cuál es la escena actual, qué es lo que inquieta a la población, cuál es la situación política, en qué lugar están las artes; quién se puede dar la vida con ello; qué cobertura tienen, todas esas cosas. (Producción periodística: Natalia Roldán)